Mi madre y yo.

Mi madre y yo.

Hola bonita,

Espero que estés bien y que lo del apagón de ayer no te haya generado mucho lío.

A nosotrxs, por suerte, solo nos obligó a parar la tarde y dar un paseo por la playa.

¿Y sabes que? no hay nada tan verdadero que ese refrán que dice “en casa del herrero, cuchillo de palo”.

Seguro que te ha pasado.

A mi constantemente.

Ayer, en pleno sol, voy y salgo de casa sin mi bikini Calamoon.

Me pasa.

Se me olvida.

El caos del día a día, ya sabes.

Y entonces, como buena hija y buena sobrina, acabo tirando de los bikinis de mi madre. O de mi tía. O de quien tenga un Calamoon a mano.

Porque, claro, todas en mi familia solo usan Calamoon. Me estoy encargando personalmente de eso. 😅

Lo bonito es que me van bien, y da igual la talla.

Y eso, sinceramente, me parece mágico.

Porque te confieso algo

Siempre envidié (con amor, eh) a esas madres e hijas, hermanas o amigas que se prestaban la ropa como si nada. En mi caso, eso no pasaba. Ni por talla, ni por estilo, ni por confianza.

Hasta ahora.

Porque resulta que los bikinis que hago con mis propias manos, esos que le quedan genial a mi madre, también me los pongo yo.

Y no hay drama.

Porque entre nosotras, compartir bikini también es un acto de amor.

Así que si este año le regalas un Calamoon a tu madre, no descartes acabar usándolo tú también.

Y viceversa.

Para mí, eso también es sostenibilidad: compartir lo bonito.

Con amor,

Elisabet.

 


Laissez un commentaire

Veuillez noter que les commentaires doivent être approvés avant d'être affichés